A lo tonto, llevamos mucho tiempo sin actualizar esto. Y unos pocos días en un Mundial dan para mucho. Como suponemos que los señores (o lo que sea) que nos leen tienen otros medios para enterarse de qué pasa en Sudáfrica, nos vamos a ahorrar lo antiguo. Si acaso, pasar, aunque sea de puntillas, por el fracaso italiano. El campeón hace menos puntos que los kiwis y no pasa de la fase de grupos. Igual que el subcampeón, por cierto. Además, Kim Jong-il está mosqueado. Para una vez que echan un partido en directo en su país, les cuelan siete. Además, la puta FIFA, tan anti comunista como siempre, los metió en el grupo más jodido de todos. Aguantaron a los brasileros, y luego se borraron. Alguno hasta se escapó de la concentración. No es descartable que lo hicieran más y pusieran a jugar a los primeros chinorris que vieran por allí. Que en África también tiene que haberlos. Eso explicaría el nivelito de los últimos partidos. Y bueno, que los japoneses le han pillado el truco a marcar goles de falta (pulsan dos veces a la mitad de la barra y luego efecto con los botoncicos de atrás) y se han clasificado. La Patria, por su parte, jugó regular, pero ganó bien. El alopécico manchego volvió por sus fueros y así todo es más fácil. La defensa sigue generando dudas, pero ya no ha vuelta atrás. Nos esperan los tipos esos que están al lado en los mapas y tan lejos en cuanto a cariño en los corazoncitos de cada españolito que haya descubierto que las toallas son igual de buenas o de malas en todos sitios.
Ayer la cosa ya se puso seria. Tú contra mí, noventa minutos (a veces media hora más) y nos partimos la cara. Y el que se lleve más hostias se va para su país de mierda. Los primeros en empezar tan bella práctica deportiva fueron los coreanos del sur y los uruguayos. Portero oligofrénico, gol de los sudamericanos. Empataron los chinos y al final Suárez, que va para jugador caro, si no lo es ya, marcó un golazo. El árbitro la cagó en casi todo lo que hizo. Los celestes son buenecitos, pero tampoco tanto. El cuadro les ha beneficiado mucho. Ya lo dice su entrenador, que no entienden cómo carajo están entre los ocho mejores del mundo. Y por la noche, yankees y negros jugaron un partido apañado. Nada del otro mundo, pero lo vimos en un bar americano y eso quizás hizo que fuera más interesante. Gyan, el jugador que hemos apadrinado este Mundial, es muy bueno. Ayer coló el definitivo en la prórroga. El tipo que hizo el penalti es buenecito, y lo gracioso es que está en el Granada B. También en los cuartos de final del Mundial. Cosas de la vida, dirá Jonathan. Los yankees van mejorando en su juego, sí, pero si les ganaron los negros que únicamente saben correr, es que les falta todavía mucho. Cierto es que allí vive mucha gente, pero ya tienen cuatro deportes mayoritarios. El fútbol no les hace falta para nada, así que ya pueden empezar a dejar de tocar las pelotas redondas con los pies. Y que Donovan se deje de pamplinas y juegue en Europa regularmente, y no a préstamo como Beckham.
Una chinorri viendo el último partido del Mundial para ellos. Bueno, creemos que es una, pero nunca se sabe.
Y llegamos al domingo. Nos imaginamos la gran cantidad de dirigentes herejes y alemanes que arden en el infierno quedando para ver el partido con unas cervecitas y añorando tiempos en los que sus compatriotas se enfrentaban para matarse. Bueno, a lo que vamos. Que los mestizos son mucho mejores y ha sido una goleada curiosa. El encuentro comenzó con el dominio alemán y, como resultado del mismo, con un par de goles. El primero de Klose no haría sino evidenciar que Terry está muy lejos de ser un central de los mejores del mundo, si es que alguna vez lo fue. El segundo fue del otro polaco, que se motivan una barbaridad cuando llegan las grandes citas. Cuando la cosa parecía un baño, los herejes se despertaron. Algunas veces lo hacen, sí. Redujeron distancias y, al siguiente minuto, llegó el robo. Como hace 44 años, pero al revés. Un balón de Lampard que entra claramente y el árbitro uruguayo, que está entre los de más alta estima, no lo ve. Ni él ni su asistente. Llama la atención que Capello lo celebre sin dudar. Vamos, que se tuvo que ver claro. En la tele en directo no parecía haber lugar al error. En la segunda parte los ingleses no hicieron nada. Nada bien, claro, porque siguieron defendiendo igual de mal. Otro tiro de Lampard se estrelló en el travesaño, y poco más. A la contra, Ozil y Muller se rieron de los herejes. Cuatro goles que hacen que el escándalo arbitral se rebaje una mijita. Los ingleses únicamente han llegado a semis dos veces: en Italia 90, cuando perdieron por penaltis contra los mismos de hoy y Lineker acuñó su frase, y en el 66 cuando ganaron el Mundial. El resto, puta mierda. Y este año no iba a ser una excepción.
Beckham dejando la flema a un lado y explicándole al linier el tamaño de la barra de pan duro que le piensa meter.
Por la noche era el turno de Argentina y México. El Diego quitó a Jonás del lateral para poner a Otamendi, que es central y, obviamente, defiende mejor. Los primeros compases del partido fueron aburridos. Verón en el banquillo y Messi retrasado no parece una buena fórmula. Además, el 10 estaba en plan soy mejor que todos vosotros, hijos de puta, y me voy cuando quiero y no se la paso a nadie. Y no le salió del todo bien. El Diego le sigue aguantando todo el partido para que la cuele ya, pero no hay manera. De un medio tiro medio pase suyo llega el primero: Tévez remata, en fuera de juego, y la cuela. Dicen que se ha visto por el marcador. Aún así, el árbitro no rectificó. Entre otras cosas, porque no puede hacerlo. Los mexicanos, amamonados por la jugada, le regalaron a Higuaín el segundo. En la celebración, el cámara se acercó demasiado a Heinze, que hizo un gran partido, y el lateral zurdo le indicó con bellas palabras y caricias amables que guardase la distancia. En el descanso la segunda parte se preveía mojonera, y así fue. Máxime tras el golazo de Tévez, que ya ha aparecido en este Mundial. El del City es un jugador descomunal. Más tarde, el tipo con el nombre menos serio del torneo recortó distancias con un buen gol. El United parece que ha hecho un buen fichaje. Los argentinos juegan la mitad de los partidos andando, no sabemos si porque no tienen rivales que le aprieten o porque no pueden hacerlo de otro modo.
Lo veremos el sábado que viene. Mismo recorrido que en el Mundial pasado, en octavos contra los mexicanos y en cuartos contra los alemanes, que ganaron por penaltis. Mañana los brasileros y los holandeses han de pasar, pero cualquiera sabe. No nos importaría que saltase la sorpresa.