El mundo acaba en La Patria

Y no hay más. Brasil, Italia, Alemania, Argentina, Uruguay, Inglaterra y Francia. Ya iba siendo hora. Los gabachos modificaron esta lista en el 98, que llevaba veinte años sin variación alguna. Y ahora le toca a La Patria. A nosotros nos importa una puta mierda la justicia en el furgol. En realidad, creemos que no existe. Pero, en esta ocasión, da la casualidad de que la cosa ha estado muy cerquita. La vida no es un cuento de hadas, y ser el mejor no te asegura nada. Si acaso, llevarte una hostia más grande que el resto cuando pierdas como los demás.

Pues resulta que esta vez sí. Y fue cara y no cruz por la culpa de Iniesta. Claro que es por el equipo en su conjunto y todas esas mariconadas, pero en la Historia quedará el número 6. En la Historia de verdad, la de los mundiales, la que te preguntan en el quesito naranja del trivial. Y esto es La Patria. El gol lo tenía que meter un tipo canijo, bajito, blanco como la cacha de una monja, calvo y de un pueblo manchego. Un latin lover. El partido lo vio todo el mundo y, sino, haberlo visto. Decir, como mucho, que los holandeses hicieron lo que pudieron. Si hay once cabrones delante de ti mejores que tú pues habrá que pegarle patadas hasta en el cielo de la boca, que la cosa iba de ser campeones del mundo. Y tuvieron un par de ocasiones clarísimas en las que el besador de Móstoles contuvo a Robben. Por cierto, Van Bommel es un tipo peculiar. Lleva toda su carrera furgolística mosqueado, y eso que nunca fue demasiado malo, pero reparte que da gusto. Encima, tras su paso por aquí, debe recordar las palabras básicas del idioma de Cervantes porque, en la primera parte, con el alopécico glorioso tirado en el suelo le dedicó un bello verso anónimo del poemario patrio: tu puta madre. Y, bueno, eso. Don Pantuflo no hizo caso a las pamplinas que se habían escuchado estos días y, a la mínima que vio la cosa jodida, sacó a Navas. El entrenador holandés, que se debe dedicar a ver furgol en lugar de a leer la prensa, modificó su alineación para parar al muchacho. Le salió medio bien, porque el gol se inicia con una carrera del palaciego.

Ya iba siendo hora de poner producto nacional. Aunque sea de goma.

Y palaciego el de los muchachos en el autobús cuando pisaron tierra patria. Que no es santa, ni falta que hace. Decían que se iban a controlar las bebidas, pero parece que no. Hacen bien. Nosotros cogimos la tajá viéndolo por la tele, anda que si fueramos uno de ellos no podíamos ni tenernos en pie. Más o menos como Piqué antes de escupir a Cortés, ese personajillo. Si no tenéis ni puta idea de qué mierda estamos hablando, buscadlo en Gooooooooogle. El españolito medio se echó a la calle o cogió la carretera para acabar en Madrid y contempló el paseo triunfal y el numerito final. Lo de Reina lo habréis visto todos. Fue lo más interesante, porque, entre la cogorza que llevaban y que a la mayoría se le concedió la habilidad de jugar bien pero no de hilar una veintena de palabras seguidas, no pasó gran cosa. A Bisbal casi le tienen que retorcer los pelos hasta el llanto para que se fuese del escenario. Y a Manolo Escobar lo descongelaron para que se marcase un playback apañado. La Patria es así y siempre lo será.

No podía faltar a la cita, aunque esta vez lo hizo en la intimidad. Con los años va mejorando la técnica, ya con copa de balón. Si gana la próxima Eurocopa lo hará con una pecera.

Bueno, mamonadas al margen, que la cosa ha sido enorme. Un Mundial es pelearte con los demás países hasta que no quede otro más, y que por eso es bonito. Si lo era cuando ganaban los de fuera, ni que decir tiene cómo lo es ahora. El furgol es lo que es, y al que no le guste que se vaya. Sabiendo darle su lugar, uno no puede más que alegrarse al ver a tipos cuyas vidas son una puta mierda celebrando algo. Algo bueno tendrá todo esto. Y, si no lo tiene, ya nos iremos dando cuenta. Mientras tanto, La Patria va a ser la mejor del mundo hasta dentro de cuatro años. Igual que lo fue de Europa. Que se dice pronto. Un grupo de jugadores a los que no se les ocurrió otra cosa que poner las pelotas encima de la mesa y no permitir que se las comiesen a bocados, como era habitual por estos lares. Las pusieron y se dedicaron a pasárselas entre ellos, tranquilamente, y los demás no podían sino mirar y, si acaso, endiñarle de vez en cuando. Ojo, que nosotros nos hubiésemos alegrado igual si el modelo empleado es otro. Aquí sólo vale ganar, ganar y ganar, que dijo Don Luis. Y esta vez se hizo. Como nunca se había hecho. Como nunca se volverá a hacer, porque las primeras veces siempre son inolvidables. Que se vayan a tomar por culo los demás, que ahora le toca a La Patria.

Postdata que no le importa a nadie: nos vamos de vacaciones, intentaremos seguir adelante aunque no haya Mundial. Volvemos en la segunda semana de agosto.

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Archivado bajo Mundial 2010

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